Washington, 9 dic (EFE).- Las desigualdades raciales y étnicas en el aprendizaje de la natación se transmiten de padres a hijos, los cuales resultan menos propensos a saber nadar si sus progenitores no saben hacerlo, con implicaciones en el riesgo de muerte por ahogamiento, indica un estudio que publica este viernes la revista Pediatrics.
El estudio lo ha encabezado Michelle Macy, médica de emergencias en el Hospital Robert H. Lurie de Niños en Chicago, y se sustenta en las respuestas de padres y madres en hogares de Chicago con niños menores de 18 años de edad entre noviembre de 2020 y febrero de 2021.
El análisis se ha enfocado en las respuestas de 1.283 familias con un total de 2.148 niños mayores de cuatro años, edad en la cual la mayoría de los niños se han desarrollado lo suficiente como para tomar lecciones de natación.
«Para mejorar la habilidad de las comunidades negras y latinas necesitamos enfocarnos en la destreza para nadar, tanto en las familias como en sus niños. La expansión del acceso a piscinas asequibles y los programas culturalmente adecuados son estrategias importantes para ayudar a eliminar las disparidades en los ahogamientos de niños», indica Macy.
La mayoría de los padres y madres en el contingente elegido para el análisis tenían edades entre 36 y 45 años, y representaban la diversidad racial y étnica de Chicago, con 40,3 % de hispanos, 30,1 % de blancos, 21 % de afroamericanos y 8,6 % de asiáticos en la muestra.
En términos de todo el grupo estudiado, 35,4 % de todos los participantes expresaron confianza en su habilidad para flotar boca arriba, nadar con agua en el rostro y nadar sin tocar el suelo.
Pero mientras 56,1 % de las familias blancas mostraron esa confianza, solo 28 % de las afroamericanas y 24,6 % de los padres y madres latinos indicaron que se sentían cómodos en esas tres habilidades.
La destreza para nadar llegó a 59,7 % de los niños en familias blancas, 39,8 % de los niños en familias hispanas, y 32,5 % en los niños de familias afroamericanas.
«Encontramos que las desigualdades raciales y étnicas en la experiencia de padres y niños con las lecciones de natación están vinculadas a la confianza de las familias y la competencia de los niños en habilidades básicas», señala el estudio.
«En la educación de las familias acerca de los diferentes niveles de protección contra los ahogamientos, los pediatras pueden explorar las actitudes que tienen los padres y las madres acerca de la natación, teniendo en cuenta que esas actitudes pueden ser resultado de la segregación, el miedo a ahogarse u otras experiencias negativas al nadar», puntualiza.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., cada año en el país unas 3.700 personas mueren ahogadas y casi 900 de ellas son niños y adolescentes. Los ahogamientos son la tercera causa de muertes en este grupo.
La tasa de muertes por ahogamiento más elevada es la correspondiente a los afroamericanos con 17,7 decesos por cada millón de habitantes, seguida por la de los asiáticos (14,1), blancos (10,6), isleños del Pacífico (8,8) y latinos (8,3).
Entre sus recomendaciones para prevenir los ahogamientos, la Academia Estadounidense de Pediatría indica que «los niños y adolescentes deberían aprender las habilidades básicas, incluida la de flotar y la de moverse en el agua».