En un colorido giro de la moda, México está adoptando una tendencia floreciente y especialmente cromática: regalar flores amarillas cada 21 de septiembre. Este año, las calles, parques y hogares de todo el país se tiñen de amarillo en una refrescante ola de optimismo y celebración.
Según relatos locales, la práctica se inició en pequeñas comunidades donde se consideraba que el obsequio de las flores amarillas transmitía alegría, buena suerte y fortaleza emocional. Sin embargo, después de ser popularizado a través de las redes sociales y ampliamente adoptado por floristerías y supermercados, el fenómeno ya no se limita a un puñado de pueblos y definitivamente, ha dejado su huella en todo México.
La fecha simbólica escogida, el 21 de septiembre, es conocida mundialmente como el Día Internacional de la Paz, y se cree que este acto de regalar flores amarillas también es un gesto masivo de paz y unidad. Pero, el amarillo no sólo significa paz, es también el color del sol, simboliza la calidez, el brillo, la felicidad y la alegría.
A pesar de la explicación racional de esta tendencia, se mantienen vivas las conjeturas y la especulación, lo que alimenta su crecimiento y la expectativa de cada año. Mientras México se ilumina con la efervescencia del amarillo, los ciudadanos esperan con curiosidad lo que la tendencia del próximo año traerá consigo.
Los optimistas ven esta explosión de color y generosidad como un signo de un resurgimiento del espíritu comunitario en tiempos difíciles. No hay duda de que el 21 de septiembre, el país se despierta a un amanecer teñido de amarillo, lleno de esperanza, unidad y alegría.