París, 10 ago (EFE).- Una oleada de incendios está asolando miles de hectáreas en Francia, en particular en el departamento de Gironda, al suroeste del país, donde 6.000 hectáreas han sido ya pasto de las llamas y 6.000 personas han tenido que ser evacuadas por uno de los fuegos más importantes que se recuerda en el país.
Además, hay importantes fuegos en los departamentos de Isère, Drôme y Aveyron, en el sureste, pero también en el de Marne-et-Loire, en el noroeste de Francia, donde el viento y las elevadas temperaturas están dificultando las labores de extinción.
Tras un mes de julio en el que ardieron 47.000 hectáreas en Francia, un récord en ese mes, según el Sistema Europeo de Información sobre Fuegos, la situación volvió a complicarse en las últimas horas a causa de las condiciones climáticas.
La atención se centra en Gironda, donde el fuego parecía controlado en los últimos días pero se ha reavivado durante la madrugada y se ha extendido con enorme velocidad, alcanzando a una superficie de seis terrenos de fútbol por minuto, según la Prefectura.
Las autoridades calculan que el fuego se ha reavivado en unos 40 puntos de forma simultánea, aunque por ahora no avanzan hipótesis sobre el origen de las llamas.
La violencia del incendio y la velocidad de propagación han llevado a las autoridades a evacuar a 6.000 habitantes de diferentes municipios, mientras que por ahora se calcula que 16 casas han sido ya afectadas por las llamas.
Muchos de los afectados ya fueron evacuados en julio pasado por otro importante incendio que se declaró en la región y que acabó arrasando 13.000 hectáreas.
Frente a la violencia de las llamas, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció un refuerzo de los medios para combatir las llamas.
A través de un mensaje en la red social Twitter aseguró que más de 1.000 bomberos, nueve aviones y dos helicópteros combatirán ese fuego.
“La prioridad es salvar vidas humanas”, indicó el prefecto delegado de Gironda, Martin Guespereau, que aseguró que la jornada se presenta “muy complicada” a causa de las elevadas temperaturas, en torno a los 40 grados, y del viento.
Agregó que las llamas se acercan a la autopista A63, que une Burdeos con la frontera española, y que ha sido cerrada por precaución, ya que el humo del incendio dificulta la visibilidad.
Ese incendio acapara buena parte de los medios de extinción con los que cuenta Francia, en particular los aéreos, por lo que el resto tienen más dificultades para estar controlados.
El Ejecutivo, que la pasada semana abrió un gabinete de crisis para seguir las consecuencias de la sequía, incluidos los incendios, ha desplegado medios militares por todo el país para contribuir a la extinción de los fuegos.
En Meine-et-Loire, entre las localidades de Angers y Le Mans, las llamas han arrasado ya unas 1.200 hectáreas y siguen sin control, por lo que las autoridades temen que se extienda a una zona boscosa que puede dificultar su extinción y afectar a otras 700 hectáreas.
Darmanin se trasladará esta tarde al departamento de Aveyron, donde las llamás han arrasado ya unas 700 hectáreas de vegetación, una superficie “inédita” en esa zona, según la Prefectura, y donde el fuego sigue sin estar controlado, según las autoridades, que han evacuado a unos 2.000 habitantes.
Más al este, en el departamento de Drôme, unas 300 hectáreas han sido ya arrasadas por las llamas, que siguen progresando sin control y que han provocado heridas leves a tres bomberos en las labores de extinción.
Durante la madrugada también se ha reavivado el incendio del macizo de la Chartreuse, en el departamento de Isère, donde casi 200 hectáreas han sido afectadas y unas 170 personas evacuadas.