Jamaicool y el UAV-MX1, son dos casos de éxito de empresas emprendedoras que dieron impulso a sus proyectos, a través de apoyos con fondos públicos estatales o federales.
Mauricio Ramos Pons, CEO de Unmanned Systems Technology International (USTI), empresa que ensambla en la entidad el primer avión no tripulado, desarrollado, diseñado y manufacturado por ingenieros mexicanos en el estado, mencionó que materializar dicho proyecto requería de apoyo por lo que se acercó a la Secretaría de Economía, el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) y la Secretaría de Economía y Trabajo para analizar las opciones.
“Lograrlo al principio fue difícil y complicado porque México como tal no es un país donde seamos maquiladores en la industria aeroespacial,
porque hay que romper barreras y paradigmas de que en México no se producen aeronaves.
“Hoy ya estamos trabajando y agradecidos con el Inadem, la Secretaría
de Economía a nivel federal y con la del estado por apoyarnos y permitirnos seguir mejorando y produciendo más aeronaves”.
El directivo mencionó que el siguiente proyecto de la compañía será producir un helicóptero no tripulado que tenga mayor alcance y pueda realizar tareas más pesadas y sofisticadas.
Previó que sea a finales de 2017 cuando puedan iniciar con el kick off con potenciales clientes.
El otro caso es el de Jamaicool, de la empresa de alimentos Alex & Tony, que con la venta de flor de Jamaica sanitizada en bolsitas con el tipo de té, para preparar agua natural, ha crecido poco a poco hasta lograr exportar su producto a Texas.
Antonio Ruiz, director general de la compañía, mencionó que al principio cristalizar el proyecto fue complicado debido a la falta de recursos para comprar maquinaria y producir de manera masiva su producto.
“Veníamos de un crisis complicada y necesitábamos dinero para echar a andar el proyecto. Pedí un financiamiento y después de ocho años aún sigo con las deudas, aunque ya vamos saliendo.
“Me endrogué, pedí dinero al banco porque son máquinas muy
costosas, son japonesas, hay que pagar impuestos antes de que crucen, pero no solo es la máquina lleva equipo complementario y había que ponerle más lana y adecuar las instalaciones para cumplir con las
normas, todo eso cuesta”, mencionó.
Señaló que parte de los apoyos que logró fue a través del programa Hecho en Nuevo León, del que es el miembro número uno.
“Yo pedí permiso para usar el logotipo del estado como un sello de
Nuevo León para ponerlo en los empaques, pero ellos (gobierno)
comenzaron a darle la forma al concepto de Hecho en Nuevo León, que
ha sido un proyecto bonito. Si yo hubiera conocido eso cuando apenas
empezaba, me hubiese servido mucho”, mencionó.