Cd. de México.- La ceremonia de investidura del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, será una de las más vistas y seguidas de los últimos años, sin embargo, este seguimiento no se da precisamente por su popularidad, sino por todo lo contrario.
La investidura como acto protocolario, solamente está regulada en el juramento del oficial del nuevo presidente, el cual siempre es avalado por un representante del Poder Judicial, aunque a menudo dicha ceremonia está cargada de símbolos propios de los Estados Unidos.
El acto está previsto que dure aproximadamente tres horas. En él, además de la investidura formal en donde Barack Obama dará la estafeta de la presidencia a Donald Trump, se prevén algunos actos complementarios al traspaso del poder presidencial.
Se tiene contemplado un desfile en la principal avenida de la ciudad de Washington, la Avenida Pensilvania. En este recorrido participarán cerca de 8 mil personas de distintas asociaciones de veteranos de guerra, bandas de música universitaria, cuerpos ecuestres y de primeros auxilios.
La toma de posesión se llevara a cabo en el Capitolio, a las afueras del recinto legislativo, se montó un escenario para los asistentes a la toma de protesta, la cual, dicho sea de paso, será muy vigilada por elementos del Ejército, FBI y el Servicio Secreto.
Posterior a la toma de posesión, el presidente entrante se dirige a la Casa Blanca desde el Capitolio. El recorrido puede hacer a pie o en auto, mientras que el presidente saliente aborda un helicóptero.
En la tradición, el presidente saliente ofrece un último desayuno como anfitrión al presidente entrante en la Casa Blanca. Una noche anterior el presidente saliente duerme en la residencia de visitantes, mientras que el entrante ya lo hace en la habitación principal de la Casa Blanca.
Se desconoce si Trump y Obama desayunarán o comerán juntos antes de la investidura, incluso no se sabe si el todavía presidente electo dormirá en la Casa Blanca la noche anterior.
Invitados y tradición
Uno de esos símbolos es la presencia de los expresidentes estadounidenses. Por lo general, dichos ex jefes de Estado acompañan a los presidentes salientes y entrantes en el cambio de gobierno.
En esta ocasión, el expresidente Bill Clinton será una de los asistentes a esta ceremonia. Sin embargo, a la asistencia de Clinton se sumará la presencia de Hillary Clinton, quien fue la candidata opositora en el último proceso electoral, lo cual podría resultar incómodo para la excandidata demócrata.
Además de los Clinton, el predecesor de Obama, George W. Bush, estará presente en la ceremonia, aunque el nuevo presidente no sea de su total simpatía.
El expresidente James Carter confirmó sus asistencia al evento. El único exmandatario que no estará en la toma de posesión de Trump será George H. W. Bush, quien debido a sus problemas de salud no acudirá al avento.
Después de la ceremonia protocolaria se acostumbra un fiesta privada y la asistencia a diversos bailes inaugurales. En 2008 y 2012, Barack Obama invitó a diversos cantantes como Jennifer Lopez, Rosario Dawson, Marc Anthony y Paulina Rubio.
Para la investidura de Donald Trump, se prevé que dicha fiesta sea un tanto desangelada, debido al enfrentamiento abierto que existe entre el futuro presidente y la comunidad actoral y musical estadounidense, aunado a su baja popularidad.
A pesar de ello, se prevé un evento muy bien organizado ya que la antigua organizadora de eventos de la revista Vogue, Stephanie Winston Wolkoff, será la encargada de llevar el evento.
Aun no se confirma quien amenizará en el evento. Se rumora que el tenor italiano Andrea Bocelli podría actuar el próximo 20 de enero. Se sabe que la cantante británica Rebecca Ferguson recibió una invitación para participar, pero aceptaría si le permiten cantar el tema ‘Strange Fruit’, una canción que habla de la discriminación en Estados Unidos.
Cd. de México.- La ceremonia de investidura del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, será una de las más vistas y seguidas de los últimos años, sin embargo, este seguimiento no se da precisamente por su popularidad, sino por todo lo contrario.
La investidura como acto protocolario, solamente está regulada en el juramento del oficial del nuevo presidente, el cual siempre es avalado por un representante del Poder Judicial, aunque a menudo dicha ceremonia está cargada de símbolos propios de los Estados Unidos.
El acto está previsto que dure aproximadamente tres horas. En él, además de la investidura formal en donde Barack Obama dará la estafeta de la presidencia a Donald Trump, se prevén algunos actos complementarios al traspaso del poder presidencial.
Se tiene contemplado un desfile en la principal avenida de la ciudad de Washington, la Avenida Pensilvania. En este recorrido participarán cerca de 8 mil personas de distintas asociaciones de veteranos de guerra, bandas de música universitaria, cuerpos ecuestres y de primeros auxilios.
La toma de posesión se llevara a cabo en el Capitolio, a las afueras del recinto legislativo, se montó un escenario para los asistentes a la toma de protesta, la cual, dicho sea de paso, será muy vigilada por elementos del Ejército, FBI y el Servicio Secreto.
Posterior a la toma de posesión, el presidente entrante se dirige a la Casa Blanca desde el Capitolio. El recorrido puede hacer a pie o en auto, mientras que el presidente saliente aborda un helicóptero.
En la tradición, el presidente saliente ofrece un último desayuno como anfitrión al presidente entrante en la Casa Blanca. Una noche anterior el presidente saliente duerme en la residencia de visitantes, mientras que el entrante ya lo hace en la habitación principal de la Casa Blanca.
Se desconoce si Trump y Obama desayunarán o comerán juntos antes de la investidura, incluso no se sabe si el todavía presidente electo dormirá en la Casa Blanca la noche anterior.
Invitados y tradición
Uno de esos símbolos es la presencia de los expresidentes estadounidenses. Por lo general, dichos ex jefes de Estado acompañan a los presidentes salientes y entrantes en el cambio de gobierno.
En esta ocasión, el expresidente Bill Clinton será una de los asistentes a esta ceremonia. Sin embargo, a la asistencia de Clinton se sumará la presencia de Hillary Clinton, quien fue la candidata opositora en el último proceso electoral, lo cual podría resultar incómodo para la excandidata demócrata.
Además de los Clinton, el predecesor de Obama, George W. Bush, estará presente en la ceremonia, aunque el nuevo presidente no sea de su total simpatía.
El expresidente James Carter confirmó sus asistencia al evento. El único exmandatario que no estará en la toma de posesión de Trump será George H. W. Bush, quien debido a sus problemas de salud no acudirá al avento.
Después de la ceremonia protocolaria se acostumbra un fiesta privada y la asistencia a diversos bailes inaugurales. En 2008 y 2012, Barack Obama invitó a diversos cantantes como Jennifer Lopez, Rosario Dawson, Marc Anthony y Paulina Rubio.
Para la investidura de Donald Trump, se prevé que dicha fiesta sea un tanto desangelada, debido al enfrentamiento abierto que existe entre el futuro presidente y la comunidad actoral y musical estadounidense, aunado a su baja popularidad.
A pesar de ello, se prevé un evento muy bien organizado ya que la antigua organizadora de eventos de la revista Vogue, Stephanie Winston Wolkoff, será la encargada de llevar el evento.
Aun no se confirma quien amenizará en el evento. Se rumora que el tenor italiano Andrea Bocelli podría actuar el próximo 20 de enero. Se sabe que la cantante británica Rebecca Ferguson recibió una invitación para participar, pero aceptaría si le permiten cantar el tema ‘Strange Fruit’, una canción que habla de la discriminación en Estados Unidos.