Nueva York, EUA.- En una escena con la que las autoridades estadounidenses soñaron durante décadas, el capo mexicano y artista de las fugas Joaquín «El Chapo» Guzmán fue presentado el viernes ante un tribunal y después trasladado a una cárcel ultrasegura en la que han estado recluidos algunos de los delincuentes y terroristas más peligrosos del mundo.
Con las manos sin esposas atrás de la espalda, un Guzmán de aspecto aturdido se declaró inocente de narcotráfico y otros cargos a través de sus abogados en el tribunal en Brooklyn. El lugar estaba rodeado de patrullas, agentes armados con fusiles de asalto y perros amaestrados para detectar bombas.
«Él es un hombre conocido por una vida de delincuencia, violencia, muerte y destrucción, y ahora tendrá que responder por eso», declaró Robert Capers, el fiscal federal de Brooklyn, en conferencia de prensa.
«El Chapo» compareció en el tribunal horas después de que lo extraditaron el jueves en la noche desde México, donde se había convertido en una especie de héroe popular por sus dos audaces fugas de prisión.
El juez dispuso que Guzmán permanezca detenido sin derecho a fianza y se espera sea mantenido en una unidad especial de una prisión de Manhattan donde otros reclusos de alto riesgo —como el jefe del hampa John Gotti y varios colaboradores cercanos de Osama bin Laden— estuvieron mientras esperaban un juicio.
Los fiscales describieron a «El Chapo» como el jefe homicida de una red de tráfico, brutalidad y corrupción que en tres décadas generó a su cártel de Sinaloa una fortuna mientras alimentaba una epidemia de alto consumo de cocaína y violencia relacionada con las drogas en Estados Unidos en las décadas de 1980 y 1990.
«El Chapo«, que tiene cincuenta y tantos años, enfrenta la posibilidad de pasar la vida en prisión si lo declaran culpable. Para conseguir que México lo entregara, los fiscales aceptaron que no intentarían que lo sentenciaran a muerte. También exigen que le sean decomisados activos por 14.000 millones de dólares.
Nueva York, EUA.- En una escena con la que las autoridades estadounidenses soñaron durante décadas, el capo mexicano y artista de las fugas Joaquín «El Chapo» Guzmán fue presentado el viernes ante un tribunal y después trasladado a una cárcel ultrasegura en la que han estado recluidos algunos de los delincuentes y terroristas más peligrosos del mundo.
Con las manos sin esposas atrás de la espalda, un Guzmán de aspecto aturdido se declaró inocente de narcotráfico y otros cargos a través de sus abogados en el tribunal en Brooklyn. El lugar estaba rodeado de patrullas, agentes armados con fusiles de asalto y perros amaestrados para detectar bombas.
«Él es un hombre conocido por una vida de delincuencia, violencia, muerte y destrucción, y ahora tendrá que responder por eso», declaró Robert Capers, el fiscal federal de Brooklyn, en conferencia de prensa.
«El Chapo» compareció en el tribunal horas después de que lo extraditaron el jueves en la noche desde México, donde se había convertido en una especie de héroe popular por sus dos audaces fugas de prisión.
El juez dispuso que Guzmán permanezca detenido sin derecho a fianza y se espera sea mantenido en una unidad especial de una prisión de Manhattan donde otros reclusos de alto riesgo —como el jefe del hampa John Gotti y varios colaboradores cercanos de Osama bin Laden— estuvieron mientras esperaban un juicio.
Los fiscales describieron a «El Chapo» como el jefe homicida de una red de tráfico, brutalidad y corrupción que en tres décadas generó a su cártel de Sinaloa una fortuna mientras alimentaba una epidemia de alto consumo de cocaína y violencia relacionada con las drogas en Estados Unidos en las décadas de 1980 y 1990.
«El Chapo«, que tiene cincuenta y tantos años, enfrenta la posibilidad de pasar la vida en prisión si lo declaran culpable. Para conseguir que México lo entregara, los fiscales aceptaron que no intentarían que lo sentenciaran a muerte. También exigen que le sean decomisados activos por 14.000 millones de dólares.