Roma, 1 Oct (redacción).- El activista forestal burundés Leonidas Nzigiyimpa, fue galardonado con el premio Wangari Maathai a los “Paladines del bosque” 2019 por su compromiso y contribución a la mejora de los bosques y a la vida de los pueblos indígenas, mujeres y jóvenes de su país.
Nzigiyimpa cobró reconocimiento por sus esfuerzos para incrementar la seguridad alimentaria y el nivel de vida de la población de su país, además de que contribuyó de manera decisiva a mejorar la educación de los niños en áreas como la ecología y la restauración, así como gestión sostenible de los bosques.
El premio es uno de los más prestigiosos del sector forestal y fue instituido por la Asociación de Colaboración en materia de Bosques (ACB) para honrar la memoria de la activista ambiental keniana Wangari Maathai, defensora de los bosques en todo el mundo y la primera mujer africana que recibió el Premio Nobel de la Paz.
La ceremonia de entrega se realizó en el marco del 25 Congreso Mundial de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO, por sus siglas en inglés) en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La ACB, presidida por la FAO, está integrada por 15 organizaciones internacionales que trabajan juntas para promover la ordenación sostenible de todos los tipos de bosques y fortalecer el compromiso político a largo plazo con ese fin.
Nzigiyimpa lideró la primera iniciativa en la historia de Burundi para involucrar a los pueblos indígenas en la gestión forestal sostenible y contactó con una comunidad de 130 indígenas batwa, que vivían en las calles de la ciudad de Bururi en condiciones precarias.
Crearon una asociación, reunieron sus ahorros, abrieron una cuenta bancaria y finalmente compraron tres hectáreas de tierra en la Reserva Natural de Bururi, donde construyeron sus propias casas y se convirtieron en los custodios del bosque que durante mucho tiempo había estado acosado por la tala ilegal.
Al aceptar el premio, Nzigiyimpa aseguró que “decidí embarcar a los jóvenes conectándolos con su naturaleza, educándoles, influenciándoles y finalmente cambiándoles: como la juventud representa el futuro de mi país, plantar árboles es también sembrar para el futuro”.
Desde 2012, el premio ha reconocido a individuos motivados que han ayudado a preservar, restaurar y gestionar de forma sostenible los bosques y a mejorar la vida de las personas que dependen de ellos.