México, 12 Oct (redacción).- Gobernadores, senadores y héroes de la Independencia que ocultaban el color de su piel por miedo al racismo o que hasta después de años reconocieron su origen, han sido parte de una población casi inexistente para la historia oficial, programas sociales, incluso en los censos.
Con una representación limitada en el Congreso, una presencia marginal como alcaldes y ausentes actualmente de gubernaturas, los afromexicanos o afrodescendientes por siglos ni siquiera han sido contabilizados en el país o tomados en cuenta por partidos políticos para puestos de elección popular.
Mientras en Estados Unidos, estados como Massachusetts y Virginia han sido gobernados por afroamericanos, en el Congreso hay representantes de esa población como el demócrata Elijah Cummings, de Maryland, y que incluso esa nación ha tenido su primer presidente en Barack Obama, en México no ha sido así. El país no ha tenido, por decirlo de alguna manera, a unos “Obama mexicanos”.
Invisibilidad en las políticas públicas, en la agenda legislativa y en las encuestas oficiales, además de discriminación y pobreza extrema, son los problemas que más afectan a la población afromexicana, según los resultados del Avance de la Encuesta Piloto de la Población Negra en la Costa Chica Oaxaqueña, realizada por Nemesio Rodríguez, académico de la UNAM.
En las últimas décadas sólo hubo dos gobernadores afrodescendientes en México: Joaquín Hendricks Díaz, en Quintana Roo de 1999 al 2005, oriundo de Chetumal. De origen afromexicano, no hizo reconocimiento alguno a sus raíces o impulsó programas en favor de esa población.
El actual coordinador del PRI en la Cámara de Diputados y exgobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros, acapulqueño de nacimiento, luego de años narró un episodio por parte del entonces presidente Ernesto Zedillo.
En abril de 1999, en el marco de una gira presidencial en Guerrero, Zedillo se refirió al entonces mandatario estatal René Juárez Cisneros como “el primer gobernador negro de la historia de México”.
Pero corrigió. “No es cierto, el primero fue Joaquín Hendricks”, gobernador de Quintana Roo, “el primer gobernador negro del país”, ante la risa de los presentes.
Luego como senador de la República, Juárez Cisneros recordó en la tribuna ese episodio de racismo. El año pasado, al calor de las campañas presidenciales, afloró el racismo en el lenguaje en algunos medios de comunicación, sobre todo portales y periódicos cuando fue nombrado presidente nacional del PRI: “‘El Negro’ René, a sacudir al PRI y empujar a Meade”.
Comentó que en Acapulco “me dicen brother, de chamaco me decían Pelé, negro. Eso no me ofende ni me lastima, siempre y cuando no sea despectivamente. Ni modo que me digan güero”.
Juárez Cisneros, como senador y ahora como diputado federal, ha impulsado diversas reformas y Puntos de Acuerdo en favor de la población afrodescendiente en México que vive principalmente en las costas de Guerrero, Oaxaca y Veracruz.
Empero Sergio Peñaloza, dirigente de México Negro A.C., recordó también a René Juárez Cisneros, tajante: “nada hizo por su raza cuando fue gobernador, porque él también es negro como nosotros”.
La población afrodescendiente además ha sido utilizada electoralmente. En la campaña del entonces candidato a gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, en un mitin en Acapulco, en enero del 2011, hizo un comentario racista sobre un grupo de mujeres que bailaban en el templete.
“Aquí están las Galileas negras -en alusión a la conductora de televisión-, de la Costa Chica, de Cuajinicuilapa, pero estas a diferencia de la actriz no cobran ni un peso”, expresó el entonces candidato y quien luego se convirtió en gobernador.
En este contexto también se recuerda aquella frase del expresidente Vicente Fox en el sentido de que “los mexicanos (en Estados Unidos) hacen los trabajos que ni los negros quieren hacer”.
Provenientes de África en galeones españoles y portugueses llegaron los primeros africanos en calidad de esclavos a lo que era entonces la Nueva España a partir de 1580 para trabajar en haciendas.
Desde hace casi 500 años han aportado con su trabajo, cultura, música, comida, sus hombres y mujeres a la construcción del país, que sufre una amnesia patria y racista. El sector está conformado -según estimaciones pues nunca han sido censados- por alrededor de dos millones en México.
Sagrario Cruz-Carretero, investigadora sobre los afrodescendientes, señaló que esta población se concentra en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, aunque no aparece como tal en los censos, documentos oficiales, libros de enseñanza básica ni forma parte de la conciencia colectiva.
“A diferencia de los indígenas quienes, a pesar de la discriminación y el racismo que padecen, existen y son reconocidos como una de las raíces de lo mexicano, los descendientes de africanos que llegaron, nacieron y se mezclaron con europeos y americanos son invisibles”, planteó.
El año pasado el Senado, donde no hay ningún legislador afromexicano o que se asuma con tal en la actual Legislatura, aprobó la adición de un Apartado C al Artículo Segundo de la Constitución Política, a fin de reconocer a los pueblos y comunidades afromexicanas como parte de la composición pluricultural de la nación.