En lo que parecen ser una serie de medidas destinadas a hacer notar la lucha contra la corrupción del gobierno, el Partido Revolucionario Institucional decidió este viernes sancionar a los exgobernadores Tomás Yarrington y Roberto Borge por estar vinculados a casos de corrupción: al primero lo expulsó y al segundo le restringió sus derechos.
La expulsión de Yarrington, exmandatario del norteño estado de Tamaulipas, fue por «vulnerar sistemáticamente los estatutos del partido, el código de ética y cometer actos de falta de probidad durante su gestión, al ser señalado como autor de diversos actos de corrupción y, en consecuencia, haber afectado la imagen del PRI», explicó el partido en un comunicado.
La Procuraduría General de la República ofreció en noviembre una recompensa por Yarrington, a quien acusa de delitos contra la salud, es decir, vinculados al tráfico de drogas. El político también es prófugo de la justicia de Estados Unidos, que le busca, entre otros cargos, por lavado de dinero y fraude.
A Borge, exmandatario de Quintana Roo, un estado del sureste, le fueron suspendidos sus derechos en el partido hasta que no se resuelva la investigación en su contra, también por delitos de corrupción.
A finales de octubre, el partido del presidente Enrique Peña Nieto optó por expulsar a Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, acusado de corrupción y crimen organizado y por quien la fiscalía mexicana ofrece una recompensa. En la reunión del viernes también fueron expulsados tres miembros del PRI que trabajaron con Duarte.
Guillermo Padres, que estuvo al frente del estado norteño de Sonora por el opositor Partido Acción Nacional, es otro exgobernador que ha sido procesado.
