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Las claves del referéndum constitucional de Túnez

Las claves del referéndum constitucional de Túnez

Túnez votará en dos días un proyecto constitucional rodeado de dudas tanto por el contenido como por el opaco proceso de redacción. FOTO: EFE/Laura Fernández Palomo.

Túnez, 23 jul (EFE).- Túnez votará en dos días un proyecto constitucional rodeado de dudas tanto por el contenido como por el opaco proceso de redacción, diseñado por un solo hombre: el presidente Kais Said que gobierna con plenos poderes.

Redactada en menos de un mes y a puerta cerrada, el texto sustituirá, de aprobarse, al de 2014 -elaborado por una asamblea constituyente y un diálogo nacional de dos años- e introduce “un sistema ultrapresidencialista”, que debilita el papel del Parlamento y otorga poderes “sin controles ni equilibrios” al jefe del Estado.

La cita electoral, el primer referéndum que celebra Túnez en su historia, forma parte de la hoja de ruta política de Said cuyo objetivo es “rectificar” el curso revolucionario iniciado con el derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali, y que terminará con unas elecciones legislativas en 17 de diciembre.

25J, UNA FECHA CLAVE

Este 25 de julio, fecha elegida por el presidente para el referéndum, conmemora también el 65 aniversario de la proclamación de la República tunecina y marca un año desde que Said decretara el estado de excepción, cesara al primer ministro y suspendiera el Parlamento para “salvar” a la nación.

Gran parte de las calles tunecinas celebraron la intervención de aquel 2021, hastiadas de la corrupción y el curso político, pero la acumulación de poderes por parte de Said, que desde entonces gobierna con medidas excepcionales, ha hecho saltar las alarmas.

Said disolvió en febrero el Consejo Superior de la Magistratura (CSM); en marzo, el Parlamento; y en abril, modificó la composición de la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE), encargada de supervisar este proceso, y cuyos miembros nombró él mismo.

LA CONSTITUCIÓN DE SAID

El jurista Sadok Belaid, presidente de la instancia consultiva encargada de redactar el texto que el mismo Said designó, se desvinculó del borrador final al asegurar que no fue el presentado tras un supuesto diálogo nacional, en el que la poderosa sindical UGTT había declinado participar por tratarse de una “escenificación”.

Belaid aseguró que el artículo 80, que regula el papel del presidente en casos excepcionales, “allanaría el camino a un régimen dictatorial vergonzoso”.

El primer borrador fue publicado el 30 de junio y modificado el 8 de julio, tras una sucesión de críticas, aunque la mayoría de los 46 cambios fueron gramaticales, con alguna mejorar como fijar el sistema de elección directa para la Asamblea.

UN SISTEMA “ULTRAPRESIDENCIALISTA”

El nuevo texto otorga mayores poderes ejecutivos al presidente y elimina garantías para la independencia judicial, consideran los expertos, además de suprimir las disposiciones sobre el “proceso de destitución” presidencial en casos de violación de la Carta Magna, que contiene la actual de 2014.

Asimismo, introduce un nuevo órgano legislativo y divide el parlamento en dos cámaras pero debilita su control: Asamblea de Representantes del Pueblo y un Consejo Nacional Regional y Territorial.

SIN SEPARACIÓN DE PODERES

Para los juristas, la mayor preocupación del actual texto es la falta de garantías que consagran la separación de poderes de un Estado de Derecho ya que los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales se supeditan al presidente.

Una propuesta de constitución que “codifica el autoritarismo”, en palabras de la Comisión Internacional de Juristas (CIJ).

Para la oposición, todo el proceso conlleva de facto la “suspensión” de la transición democrática.

LA MAYORÍA POLÍTICA BOICOTEA

La mayoría de partidos políticos -Partido Destouriano Libre (PDL), nostálgico del antiguo régimen; el islamista Ennahda, el liberal Corazón de Túnez, y otros- rechazaron participar en la campaña electoral, que termina hoy, y llamaron al boicot del referéndum.

De unos 148 partidos, asociaciones y personas físicas, que se registraron para hacer campaña como requisito obligatorio, sólo seis movilizaron para el voto del “no”.

UN REFERÉNDUM SIN UMBRAL DE PARTICIPACIÓN

El referéndum no fija un mínimo de participación ni contempla la posibilidad de que sea rechazado.

“Dependiendo de la tasa de participación, ya no se hablará de la legalidad del referéndum sino seguramente de su legitimidad. Teóricamente puede ser legal pero no legítimo si la tasa de participación es baja” como se prevé, valora a Efe Karim Siala, director de la asociación Mourakiboun, que observará una descreída votación.